Este blog tiene por objeto difundir las ideas de François Partant y las actividades de la asociación La ligne d´horizon entre los internautas de lengua castellana.

"Mientras asimilemos la evolución de nuestra sociedad a la de la humanidad avanzando hacia un término a la vez ideal e infinitamente futuro, mientras veamos en nuestros progresos científicos y técnicos la prueba de esta evolución de conjunto, no alcanzaremos siquiera a imaginar un proyecto político nuevo”.
François Partant.

martes, 27 de mayo de 2008

Actualidad del pensamiento de François Partant IV

(Por François de Ravignan)


¿Qué hacer?

Cuándo se le preguntaba "¿Qué hacer?", François Partant respondía generalmente: "No hay nada que hacer", lo que podría pasar por una respuesta totalmente desesperada. Pero como él mismo hacía muchas cosas, podemos pensar que no era precisamente no hacer nada lo que proponía. Lo que de hecho quería decir es que las soluciones globales que serían necesarias en el marco del sistema global son muy improbables (en oposición a los utopistas del Nuevo Orden Internacional de los que tanto se habló en los años setenta). Por una parte porque los poderes que se ejercen sobre ese sistema, a saber Estado y Capital, no están por la labor de ponerlo en cuestión. Por otra parte porque es casi imposible que las decisiones económicas, fundamentalmente contrarias a las que se toman hoy en día, se impongan a la vez a todos los pueblos del planeta.

Las decisiones que se toman a nivel de los Estados únicamente, son muy limitadas, debido a la globalización del sistema. ¡Esto se vio bien con la evolución de los poderes socialistas en Francia o en otros países europeos respecto de los objetivos anunciados en los años ochenta!. Desde esta óptica, cambiar el partido en el poder no cambia en nada las tendencias de conjunto. Todo lo que podría hacer un poder de Estado, y no es poca cosa, sería, aún gestionando los asuntos según los derroteros habituales porque están obligados a hacerlo bajo amenaza inmediata de desórdenes intolerables, favorecer la emergencia de alternativas socio-económicas. Por lo tanto, gestionar el sistema sin creer y sin pensar que uno puede reformarlo, y contribuir así a minarlo desde el interior, ayudando a aquéllos que tratan de vivir al margen o al exterior del mismo. En suma, el futuro político consistiría en trampear con el sistema, lo que es sin duda mejor que la complicidad o la actual corrupción, fruto, por otra parte de la desilusión de los políticos.

A partir de la experiencia rica en invención social pero efímera de la primavera malgache (mayo de 1972), François Partant imaginó en seguida que los excluidos del sistema podrían organizarse entre ellos para producir lo que les fuera necesario e intercambiar, siempre entre ellos, según reglas convenidas de común acuerdo. Estaba muy atento a todas las experiencias alternativas que pudieran surgir aquí o allá, desde los marginales berlineses hasta en diversos países del tercer mundo, pasando por las regiones rurales francesas. Se apasionaba por las informaciones que le llegaban de Andalucía, donde la integración económica de la agricultura en el Mercado Común Europeo llevaba al paro a miles de jornaleros agrícolas, pero donde surgieron grupos organizados con una perspectiva de supervivencia autónoma en el mayor grado posible.
François Partant era sin embargo muy crítico con las alternativas y las rechazaba categóricamente si le parecía que volvían tarde o temprano a una forma cualquiera de integración en el "sistema".

Sin duda pasará tiempo para que a través de esas alternativas, sus actividades, la coordinación que se den a sí mismas y los organismos de iniciativa que deberán nacer, se encarnen las intuiciones y las ideas de aquél que, aún centrado en los últimos años en su mesa de trabajo, quería apasionadamente ver nacer la alternativa sobre la que meditaba. Pero este largo camino ¿llegará antes de que las fuerzas de destrucción, hoy en marcha, hayan causado fracturas irremediables?

Actualidad del pensamiento de François Partant III

(Por François de Ravignan)

Soluciones ilusorias.

No llegaremos lejos pretendiendo luchar contra el paro mediante la creación de empleo, desde el momento que, como acabamos de ver, la evolución económica va en el sentido de la supresión de empleos. Es ilusorio contar sobre la formación profesional según el presupuesto de que el paro resultaría de una inadaptación de la mano de obra al nuevo contexto tecnológico: que la mano de obra se adapte o no, el objetivo de la tecnología es suprimir empleo en aras de la rentabilidad. También son ilusorias las utopías del trabajo compartido desde el momento que no se cuestiona el sistema que destruye el trabajo: en efecto, el trabajo recuperado de un lado se suprime del otro y soluciones de ese tipo sólo podrían ser eficientes en el actual contexto de intercambios generalizados si todas las naciones industrializadas las pusieran en práctica a la vez.
En cuanto a salvar el sistema por la expansión de la demanda, particularmente en el tercer mundo, esta eventualidad es poco probable. En efecto la demanda no está sólo limitada por las causas ya señaladas sino por el endeudamiento fenomenal al que han llegado esos países. Endeudamiento que es fruto del modo de desarrollo que el Norte ha inducido. Por un lado, el valor residual es a menudo demasiado débil para permitir la devolución de la deuda. Por otro, éste debe hacerse en divisas fuertes, lo que implica que las empresas intercambian su producción contra esas divisas. En otros términos, que venden a los países que las poseen, es decir a los países del Norte. He allí el dilema: exportar para pagar sus deudas, en cuyo caso no se produce más para el país; o trabajar para el país pero entonces contribuir a agravar el endeudamiento nacional.
Es irresponsable, particularmente de parte de los tercermundialistas occidentales aún bien intencionados, postular la moratoria de las deudas del tercer mundo sin hablar de corregir el proceso que les ha dado origen: se trata simplemente de permitir la reproducción del mismo escenario con todas las consecuencias degradantes que tiene sobre la economía de esos países, sin hablar de los países del Norte cuya situación financiera se encuentra por el mismo hecho fragilizada.

François Partant habría sin duda valorado de la misma manera las actuales perspectivas de inversión en los países del Este europeo: la decepción ha sido más rápida aún que en el tercer mundo.
El panorama no estaría completo sin señalar las consecuencias ecológicas del sistema mundial de producción. François Partant era muy sensible a esta dimensión de la evolución económica, que no era para él sino una razón más de poner en cuestión el sistema productivo en su conjunto: no imaginaba que se pudiera hacer respetar al sistema los equilibrios ecológicos fundamentales a partir de simples reformas y sin un cambio radical. (Continuará)

Actualidad del pensamiento de François Partant II

(Por François de Ravignan)

El rechazo de la exclusión.

En el origen del pensamiento de François Partant, lo que lo hace más y más actual, hay un rechazo absoluto de la exclusión social y una intolerancia radical hacia todo aquello que puede provocarla. François Partant había encontrado esta exclusión en los países del Tercer Mundo donde había trabajado con un grado de generalización tal que, salvo inconciencia o deshonestidad intelectual, no podía ser explicada por consideraciones relativas al temperamento de las personas o al "retraso cultural" de las sociedades. Las causas de esta situación se enraizan, por el contrario en la historia económica y política de los últimos cien años, en resumen la historia de la colonización.

Pero para François Partant no es tanto la explotación de materias primas como tales o la del trabajo en intercambio desigual lo que empobrece al Tercer Mundo sino la privación misma de trabajo que resulta, de una parte del hecho de que Occidente se hubiera reservado el trabajo productivo (fabricación de máquinas, transporte, seguros, financiación), de otra parte por la introducción de métodos industriales altamente productivos en esos países. Desde esa óptica el Tercer Mundo sufre más por lo que le aportamos que por lo que tomamos de él. La expresión primera de este sufrimiento es el crecimiento del paro, urbano por supuesto, pero también de la desocupación oculta de los campos, condenados a practicar una agricultura residual frente a la débil demanda de las ciudades, satisfecha por otra parte por las importaciones a bajo precio de los países del Norte. De las riquezas creadas, no queda en el sitio más que una pequeña parte, un valor residual, una vez pagadas las amortizaciones y los salarios de los expatriados que, tanto unos como otros, regresan al Norte.

Sin embargo, el crecimiento del paro en el Tercer Mundo tiene por consecuencia la limitación del crecimiento del Norte: en nuestros países, en efecto, la salida de los productos tiene tendencia a saturarse, pero para expandirse hacia el Sur sería necesario que sus ingresos crecieran fuertemente lo que no es el caso. Así, necesitamos jugar, para salvaguardar la rentabilidad de nuestras empresas, sobre el aumento de la productividad, es decir producir menos caro. Esto ha sido posibilitado por la evolución técnica, pero al ponerlo en práctica generamos desocupación...

martes, 8 de abril de 2008

François Partant : una rápida biografía.

Fue sobre todo debido a su trayectoria profesional que François PARTANT, economista de profesión y funcionario de alto nivel en el sector bancario, adoptó este seudónimo. Como él mismo lo decía, mientras estaba en París, trabajando en Paribas, no se hacía demasiadas preguntas. Pero en el transcurso de los sesenta, acepta partir como director de agencia a Teherán bajo el régimen del Shah. Y allí comienza a plantearse serias cuestiones sobre las prácticas bancarias que tiene por misión efectuar.

En estos avatares encuentra la cabeza pensante de la oposición al Shah y termina por prestar regularmente su casa como lugar de encuentro de los diferentes partidos de oposición al régimen.

Después de algunos años y un infarto por el medio, regresa a París e ingresa en un banco del sector público que le envía a dirigir una sociedad de inversiones en Madagascar durante cuatro años. Allí, trabaja en el "desarrollo" de la isla, actividad que juzgará severamente más tarde diciendo: "Hice allí montones de estupideces". Regresa a Francia poco antes de los sucesos de mayo de 1968 que, nos dice, le hicieron "un gran bien".


Entonces toma la decisión de abandonar todo trabajo asalariado y escribe algunos libros hoy totalmente inencontrables y con razón: él mismo los hizo destruir, juzgando que no eran satisfactorios.


Es en el Sud-Yemen (Aden) donde Partant experimenta su primera intervención no profesional en 1969. El en lo sucesivo clásico escenario se produce: ante la incomprensión de las autoridades presenta su proyecto, constantemente reelaborado desde entonces, de la Central Económica.


En 1971 Partant es contactado por el gobierno de la República Popular del Congo para estudiar la financiación del Plan de Desarrollo de ese país. Imbuido de desconfianza a causa de sus anteriores experiencias, viaja como turista para tener un primera impresión y queda consternado, según sus propios términos por lo que descubre allí. Redacta entonces un informe criticando los fundamentos del Plan destinada al ministro del área quien, convencido, fue encarcelado en aplicación de reglamentos de cuentas internos del partido marxista entonces en el poder. Este informe, considerablemente aumentado, constituirá la base de su libro "La Guerrilla económica" aparecido en 1976.

Partant emprende el regreso, con un "desvío" por Madagascar para ver amigos. Este desvío durará de hecho tres años, ya que llega a Tananarive en vísperas del "mayo malgache" de 1972.
Partant se implica en los sucesos revolucionarios que tienen lugar en ese momento en ese país, que considera un poco el suyo. Hace circular el estudio que ha traído de Congo hasta los ministerios, analiza la situación en la prensa malgache o para Le Monde Diplomatique, bajo distintos seudónimos. La situación retrocede al antiguo orden y, habiendo recibido amenazas de muerte, regresa a Francia después de una breve estancia en Tanzania.


Se dedica entonces a la escritura de artículos y libros, colaborando ocasionalmente en buen número de revistas. Publica en 1978 "Que la crisis se agrave", libro de título provocador pero con contenido muy elaborado, destinado a sacudir los tabús. Esta obra, como la precedente, se vende mal. Partant busca entonces otra manera de hacer circular sus ideas y en 1980 aparece "El patín(1) borracho", libro curioso y estimulante que cuenta el descubrimiento de la sociedad ideal en medio del lago de Ginebra, mezcla de novela filosófica a la Voltaire y de utopía libertaria, de tratado teórico y ... de alegre provocación.

Dos años después, en 1982, aparece su libro más conocido, "El fin del desarrollo", donde después de haber enterrado rotundamente el desarrollo, busca a teorizar lo que podría ser una alternativa al viejo mundo que se acaba.


Durante este período y hasta el fin de su vida, Partant colabora regularmente en el boletín de la asociación Champs du Monde (Campos del mundo), a cargo de François de Ravignan.

Durante esos últimos años, Partant trabajaba sobre una nueva obra, que quedó inacabada. Puesta en forma por un grupo de amigos parisinos de François Partant, ese manuscrito apareció en octubre de 1988 bajo el título de "La Línea del Horizonte". Lejos de ser un complemento de "El fin del desarrollo", este texto analiza la ideología del progreso, trata la crisis como un bloqueo del sistema y la agricultura como, quizás, la esperanza de una reconstrucción; y trata también de las aventuras de un millonario idealista...


François Partant murió a en 1987. Tenía 61 años.

Un último libro, "Esta crisis que no lo es", se publicó en 1993. Se trata de una recopilación de artículos inencontrables o inéditos, escritos entre 1977 y 1987, que revelan sin duda algunas facetas desconocidas de la pluma de François Partant.

jueves, 14 de febrero de 2008

Actualidad del pensamiento de François Partant I

La mejor introducción a la obra de François Partant es el texto "Actualidad del pensamiento de François Partant" por François de Ravignan:

"Después de una carrera profesional de experto en desarrollo, François Partant (1926-1987) llegó a ser un crítico muy radical del modelo económico dominante. En el periodo de extrema incertidumbre en el que nos encontramos actualmente, la perspicacia de sus análisis proyecta una nueva luz sobre los problemas que plantea la evolución de nuestras sociedades. Poniendo al mismo tiempo en cuestión las nociones de crecimiento, de desarrollo y hasta de crisis, preconizando rupturas drásticas para poner coto a la exclusión de poblaciones más y más numerosas tanto en el Tercer Mundo como en los países industrializados, François Partant propone una alternativa socio-económica respetuosa de las reglas de la democracia, la ecología y el derecho al trabajo de todos.

Con su libro "Que la crisis se agrave" -un título tan provocador no podía sino disgustar a muchos- François Partant se comprometía en una vía catastrofista que muchos le han reprochado; a saber, que las dificultades en las que se encuentra Occidente, particularmente la desocupación, no pueden encontrar solución en el marco de un sistema económico que no quiere ni puede cambiarse. La crisis debe entonces disipar las esperanzas quiméricas sostenidas por los poderes públicos, según los cuales el enriquecimiento debería resolver los problemas de las sociedades, mientras que por el contrario estos problemas son precisamente generados por la evolución del sistema en sí mismo. En sus últimas obras François Partant va aún más lejos, entregándose a una crítica radical de la noción de desarrollo aceptada como objetivo por nuestras sociedades y propuesta al Tercer Mundo.

Aunque ese desarrollo no se ha manifestado como sinónimo de libertad, de democracia y de justicia social, no está bien considerado el ponerlo en cuestión. En los medios universitarios y del mundo de la economía, esta noción se considera a menudo como un artículo de fe. No hay que sorprenderse que haya habido en Francia una conspiración de silencio contra las ideas de François Partant, de modo que se ha puesto mordaza a uno de los pensamientos políticos más estimulantes y originales de nuestro tiempo...

En busca de una alternativa a la sociedad de su momento, François Partant trabajaba en un nuevo libro, a falta de editar en el momento de su muerte. La Asociación de Amigos de François Partant, que tomaría rápidamente el mismo nombre del libro encontrado sobre la mesa de trabajo: "La línea del horizonte", se constituyó poco tiempo después con objetivo de difundir sus ideas, profundizar y poner en práctica sus concepciones.

viernes, 1 de febrero de 2008

El presente no tiene futuro.

«El presente no es alegre. Basta con abrir el periódico para convencerse. El futuro es más oscuro aún. Mientras que en el Tercer Mundo el hambre avanzará, veremos en nuestra casa el paro y la pobreza extenderse». François Partant


El sistema económico actual descansa sobre un postulado -la expansión continua- cuyo motor es la dinámica de la competencia. Fuera de ella, ¡ninguna alternativa!.

Esta expansión continua tiene lugar bajo la sacrosanta ideología del desarrollo, sostenida por la mayoría de los economistas y hombres políticos: el desarrollo debería traer la felicidad para todos los pueblos. Pero hemos visto, primeramente en el Sur y cada vez más en el Norte, cómo economías locales de base alimentaria se destruyen, cómo contaminaciones múltiples ponen en riesgo el equilibrio de nuestras biosfera, cómo los beneficios se concentran mientras que la miseria se expande.

La era industrial desemboca sobre varios callejones sin salida: ecológico, social (el número de excluidos no cesa de crecer), moral (¿qué calidad de vida tenemos y tendremos?).

El reparto del trabajo, el fomento de la exportación, la formación profesional, el desarrollo sostenible no son más que paliativos o falsas promesas. La evolución tecnológica y sus consecuencias sobre la vida escapan a todo el mundo. Por su naturaleza, el crecimiento engendrará más paro y precariedad.

¿Y si la primera cosa a hacer, fuera ser lúcido?: no adherir ya más al mito del desarrollo sino hacer un análisis crítico; dejar de pensar que todos los pueblos de la tierra tienen la misma aspiración; ver que la lógica de esta competición desenfrenada ha mostrado su incapacidad de responder a las necesidades vitales de la mayoría de las personas de este planeta; ver que la revolución verde, la agricultura industrial y el comercio internacional han llevado el hambre y la miseria a numerosas zonas del mundo.

«No se trata ya de preparar un porvenir mejor, sino de vivir de otra manera el presente». François Partant

No vemos alternativa al orden económico actual ya que, desde una manera subyacente, rechazamos poner en cuestión los principios mismos de ese orden. Favorezcamos todas las iniciativas que ponen en cuestión nuestro modo de vida y nuestro tipo de producción. Recreemos los redes de ayuda mutua, de solidaridad, de intercambio, fundadas sobre las capacidades de cada uno y sobre las necesidades de todos. El rechazo de la exclusión, aquí y allá, debe ser una prioridad, lo que implica actuar con los excluidos. Las resistencias múltiples de hoy nos permitirán quizás mañana construir nuevamente a partir de concepciones nuevas.

La ligne d´horizon...

La ligne d´horizon , (http://www.lalignedhorizon.org) en castellano La línea del horizonte, es una asociación fundada por un grupo de amigos de François Partant (1926-1987) sensibles a la originalidad y la actualidad de sus análisis.

La asociación trabaja desde hace casi 20 años en proseguir la reflexión que François Partant volcó en sus libros (Que la crise s'aggrave, La fin du développement, la ligne d'horizon...) y en sus artículos .

Sus objetivos son difundir los análisis de François Partant, confrontarlos a las mutaciones de nuestras sociedades y profundizar la reflexión sobre las alternativas que en parte expresan ya sobre el campo el rechazo de la supremacía de la economía y del desarrollo.

Sus medios, la promoción de libros y escritos de François Partant, la difusión de películas y ensayos, la participación en debates y conferencias.

Desde su creación ha organizado varios coloquios que ponen de manifiesto los principios y valores que la animan. Los más importantes:

Lyon 1988: Impasse del crecimiento, impasse del desarrollo, ¿qué alternativa?
Paris 1990: Desarrollo, ¿qué alternativa?
Paris 1993: ¿Tiene el trabajo un futuro sobre la tierra?
Paris 1996: Silencio, se desarrolla... la pobreza.
Lyon 1997: Salir de la impostura económica
y, muy particularmente,
Paris 2002: Coloquio internacional sobre post-desarrollo: Deshacer el desarrollo, rehacer el mundo.